Documento fundacional presentado ante el Comité de Coordinación Nacional para el Cambio Democrático en Siria
Damasco, 17 de septiembre de 2011 La oposición interna (Comité de Coordinación Nacional para el Cambio Democrático en Siria) se reunió en un congreso en Damasco, Siria, el pasado 17 de septiembre. Un elevado número de figuras históricas de la oposición se reunió con representantes de los jóvenes del levantamiento popular. Se llamó al derrocamiento del régimen corrupto y autoritario desde el interior del país con la declaración de tres negativas: “No a la violencia, no al sectarismo y no a las intervenciones extranjeras”. En el congreso se debatieron dos documentos fundacionales o primarios: Primero, un programa político para luchar por el derrocamiento político del régimen, y segundo, una carta de principios constitucionales donde se propone la visión de la Siria del mañana. Esta carta forma la base para un consenso nacional sobre el futuro del país, y una plataforma para la unión de las fuerzas de la oposición. La revolución en Siria marca un hito en la historia de la sociedad siria y el Estado sirio. Como todas las revoluciones de la “Primavera Árabe”, representa un salto cualitativo, un mensaje humano y un conjunto de valores universales. Estos valores son el común denominador de las aspiraciones del pueblo sirio, y forman una base para la reivindicación del sacrificio de sus mártires. Desde de la constitución “Sahifa” escrita por el Profeta cuando llegó a Medina, hasta las declaraciones de Derechos Humanos de la era moderna, cartas, contratos y estatutos han sido los medios por los cuales los ciudadanos de cada país han gobernado sus vidas y su convivencia. Los contenidos de dichos documentos son logros necesarios y vitales, particularmente en períodos de cambio, transición y construcción. La sociedad, y todos sus componentes, utilizan estas normas como puntos de referencia, ellas constituyen también los cimientos para que el estado defienda derechos fundamentales, y para salvaguardar su soberanía. Estas reglas son inmutables, independientemente de la mayoría electoral, política o social; estas normas son inalienables e indivisibles. Estos derechos, libertades y normas, sean cívicos, económicos, sociales, culturales o medioambientales, consagran la libertad y la inherente dignidad humana por la que el pueblo sirio está luchando en sus esfuerzos por construir una nueva república. Nosotros, los individuos o comunidades abajo firmantes, asumimos el trabajo de crear un nuevo estado republicano, basado en los siguientes principios que adoptamos como objetivos de la revolución pacífica de la juventud: “El pueblo sirio es libre y soberano sobre su tierra y su estado, que constituyen una sola e indivisible entidad política. El pueblo no puede renunciar ni un metro de su territorio, que incluye los Altos del Golán. El pueblo tiene todo derecho a luchar para recuperar los territorios ocupados por cualquier medio posible. El pueblo es la fuente de toda legitimidad y soberanía, y estas son ejercidas a través de un régimen republicano, cívico y plural basado en las instituciones y en el estado de derecho. No hay monopolio ni herencia de poder en ningún sentido. El Estado sirio se cimienta en el principio de igualdad absoluta entre sus ciudadanos y entre los derechos y obligaciones de cada uno, específicamente hay igualdad absoluta entre mujeres y hombres, sin discriminación alguna por raza, color, género, lengua, identidad étnica, afiliación política o religión. Este último principio de igualdad está inspirado en el lema fundador de la Primera República: “La Religión es para Dios, la Patria es para todos.” El Estado sirio garantiza el respeto hacia la diversidad social, la diversidad de creencias e intereses y particularidades de todos los sirios. Reconoce los derechos culturales y políticos de todos sus electores y la necesidad de proteger sus aspiraciones de desarrollo personal. Considera que todos los ciudadanos sirios son componentes integrales y necesarios de un colectivo único que es el pueblo sirio. El Estado sirio garantiza el respeto de libertades civiles, incluidas la libertad de información y la libertad de ser informado, la formación de asociaciones civiles, sindicatos y partidos políticos, la libertad de conciencia y religión, y la libertad de manifestarse pacíficamente, así como el derecho a huelga. El Estado establece normas para la protección de estas libertades contra la hegemonía del poder financiero y/o el poder político. El Estado se compromete a respetar las convenciones internacionales de Derechos Humanos, y los derechos económicos y sociales de cada ciudadano. También se compromete a garantizar que cada ciudadano y cada ciudadana puedan ejercer sus derechos. Siria es una parte integral de la Nación Árabe, así pues el país busca profundizar toda forma de cooperación con los demás países árabes. Pero además, el Estado sirio respetará todas las aspiraciones culturales y sociales, y las costumbres, de todas las demás identidades nacionales que componen el pueblo sirio: kurdos, asirios, armenios, circasios, turcomanos, etcétera. El pueblo sirio se compromete a apoyar al pueblo palestino, y al derecho de éste de establecer un estado libre, soberano e independiente, con Jerusalén como capital. El pueblo sirio también se compromete a apoyar a todos los demás pueblos árabes en su lucha por la libertad y por vencer el autoritarismo. El pueblo sirio está relacionado con los demás pueblos musulmanes por sus raíces históricas comunes y por sus valores humanos derivados de los mensajes divinos. Es más, el Estado sirio busca establecer una colaboración próxima con Turquía e Irán para crear una alianza que desempeñe un papel importante en la región. El Estado sirio está cimentado en una separación completa y estricta entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. El Estado sirio está también cimentado en el principio de rotación del poder a través de elecciones libres con voto secreto. El ejército sirio dará garantía de la soberanía y dignidad nacional, así como de las libertades civiles, es uno de los pilares del Estado y un crisol de unidad nacional. El ejército protege la seguridad nacional y salvaguarda los principios constitucionales, pero no puede interferir en los aspectos políticos del país. Una nueva constitución debe sentar las bases de una democracia plural y de un sistema electoral, esta garantizará el derecho a la representación en el poder legislativo de todos los grupos que componen el pueblo sirio en todas las regiones del país. También garantiza la existencia de todas las corrientes políticas e ideológicas, sin la dominación hegemónica de ninguna en particular, bajo las reglas que aseguran la estabilidad del sistema parlamentario y la rotación de la mayoría a través de las urnas. El sistema político también regula debidamente los presupuestos y los gastos financieros de los partidos políticos, el Presidente de la República es el que protege la constitución, la seguridad nacional y la separación de poderes. El Presidente será elegido por sufragio directo por un máximo de dos legislaturas sucesivas de cuatro años. El Primer Ministro es designado a través de la mayoría parlamentaria, este es el responsable del poder ejecutivo y responsable de sus acciones ante el pueblo que está representado en el Parlamento. Cada ministro tiene completa libertad de dirección de su ministerio dentro de los límites establecidos en la declaración ministerial que deberá ser aprobada por el Parlamento. La administración local se basa en instituciones electas e instituciones con poder ejecutivo que se encargan de asuntos civiles y de desarrollo en cada gobernación o región. La administración ejecutiva local es responsable de sus acciones ante los representantes locales electos. El gobernador local sólo actúa como representante del Jefe de Estado. El Estado protege la propiedad privada, que sólo puede ser expropiada en nombre del interés general y a cambio de una compensación justa. La propiedad no puede ser expropiada para el beneficio de intereses privados. El Estado salvaguarda fondos y bienes públicos para beneficio del pueblo. Las políticas están basadas en los principios de justicia social, de desarrollo justo y sostenible, y de la redistribución, a través del sistema de impuestos, de las rentas y la riqueza entre diferentes categorías sociales y entre las gobernaciones y regiones. El Estado también garantiza la libertad de inversiones y de mercados, de acuerdo con leyes que impiden el desarrollo de monopolios y la especulación. El Estado protege los derechos de los trabajadores, así como de los derechos de los consumidores. El Estado está comprometido a luchar contra toda manifestación de pobreza y de desempleo, con el objetivo de pleno empleo y de trabajos decentes y dignos. El Estado también se compromete a asegurarse de que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios públicos bajo condiciones apropiadas al nivel de salario y a precios justos. Estos servicios públicos incluyen viviendas y planificación nacional del uso de las tierras; agua potable y tratamiento de aguas residuales, electricidad, teléfono e internet, carreteras y transporte público; educación y formación de calidad, sanidad general, pensiones de jubilación y prestación de desempleo.”
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